domingo, 6 de febrero de 2011

El orden político mundial y la emergencia de nuevos paradigmas

El orden capitalista contemporáneo se caracateriza por el uso de la mayor
 capacidad productiva conocida hasta hoy, paradójicamente, para producir
escasez. La desposesión de los pueblos del mundo se acompaña de una
acumulación obsena de riqueza y poder que se vuelve sobre ellos para
someterlos. La destrucción de la naturaleza, y más ampliamente, de las
condiciones de vida en el planeta, han conducido a una situación de
emergencia vital -como se evidencia en el Caribe con los recientes
huracanes- con un altísimo grado de irreversibilidad. El capitalismo
se ha revelado como un sistema predador insustentable. Como un sistema
de muerte y negación.

La violencia económica, emanada del mercado con aires de pulcritud, no
ha sido capaz de sostener el engaño y contener la rebeldía de los pueblos
 frente al despojo de sus territorios y de su capacidad de decidir,
pensar y generar conocimiento de acuerdo a sus costumbres, sus tradiciones
y sus visiones del mundo; frente al saqueo de sus riquezas y la inferiori-
zación de sus culturas; frente a la negación de su sujetidad y sus
derechos; frente a su deshumanización.

La guerra económica llamó a la militar para sostener la carrera del
progreso y la ganancia; la búsqueda del monopolio y el ejercicio del
poder. La competencia se vistió de bayoneta develando su verdadera
esencia.

El capitalismo hoy se sumerge en una nueva crisis; en parte provocada
por sus contradicciones internas, en parte por el acoso de las
insurgencias y resistencias de todos los colores en todos los continentes.
Más allá de las expresiones espectaculares de capitales que venden acciones
caras para comprarlas baratas al día siguiente, de empresas que se desvanecen
para hacer engordar otras, de magnates al borde del infarto o de gober-
nantes que sacrifican a sus pueblos para salvar al capital, esta crisis
muestra el desgaste de las instituciones y legalidades de un orden político
que ya no tiene capacidad cohesionadora por sí mismo. La hegemonía que está
en cuestión es la del sistema; la crisis es del modo de organización y
reproducción social en completud.

El derrumbe del orden neoliberal, no obstante, no garantiza el del capitalismo,
aunque amplíe las oportunidades de ruptura. Es momento de reforzamiento de la
competencia, de disputa por la hegemonía capitalista y/o de avance
contrahegemónico. Es momento de arriesgar en el ajedrez de la geopolítica.

Para Estados Unidos la estrategia es de guerra. El mundo ha sido dividido
en Comandos (Pacífico, Central, Norte, Sur, Europa) que se mueven por tierra,
mar y aire y que, en regiones críticas buscan multiplicarse (Africom). Sus
bases militares en el territorio planetario ascienden a 5225, entre las que
513 se encuentran en Europa, 248 en Asia, 21 en Latinoamérica y el Caribe, 5
en África, 36 en Medio Oriente y 4402 en su propio territorio, mostrando con
eso la calidad de su democracia. A éstas se suman las bases itinerantes de
sus flotas navales, coronadas por la recientemente estrenada IV Flota, brazo
naval del Comando Sur.

La definición de enemigo es circunstancial y flexible, permitiendo adaptarlo
a las exigencias del momento. En correspondencia con la concepción del mercado
de futuros, se construye un sujeto subversivo a futuros. Destacan particularmente
dos modalidades: las coaliciones hegemónicas alternativas o contrarias, en las
que se inscriben los dos llamados ejes del mal; y los enemigos asimétricos o
difusos, conformados por fuerzas no institucionalizadas y poco controlables,
constituidas por el resto del mundo, a las que hay que aplicar la guerra
preventiva. En los dos casos, el calificativo es de terroristas, denominación
sin contenido preciso que, sin embargo, ha sido incorporada a la mayor parte
de los códigos penales del mundo occidental.

En esta guerra desatada el enemigo es absolutizado y racializado, al punto que
en el caso del Oriente se identifica con el Islam como un todo. Basta con ser
palestino para ser considerado terrorista, a pesar de ni siquiera portar armas.
Ser palestino es suficiente razón para ser baleado sin indagatoria previa, y
lo mismo ocurre con otros pueblos o señalizaciones racistas. Hoy los genocidios
no se circunscriben a las prácticas de las dictaduras sino que son perpetrados
abiertamente por los estados llamados democráticos.

La impunidad se ha convertido en la norma de un sistema que no tiene ni
interés ni capacidad de compartir la toma de decisiones, que no oye y no
ve a sus interlocutores.

Estados Unidos tiene el mayor sistema presidiario del mundo, desplegado en
los cinco continentes y ha establecido nuevos umbrales para la aceptación de
la tortura, mediante su imposición unilateral e impune, donde los ejemplos
emblemáticos son Abu Graib y Guantánamo. Estados Unidos es el principal promotor
de la violencia de estado, con modalidades regionales o situacionales diversas,
pero ejercida en dimensión planetaria.

Este orden político militarizado, hegemonizado por Estados Unidos, tiene uno
de sus soportes en la OTAN, sometida completamente a los designios del Pentágono.

Pero la guerra no es solamente un mecanismo contrainsurgente o disciplinador
de la competencia, es también uno de los mayores negocios contemporáneos junto
con el petróleo y el narcotráfico, y generalmente camina a la par de los otros
dos. La venta de armamento ha generado sociedades violentas y prácticas sociales
de confrontación, impunidad, irrespeto y desconocimiento de derechos, casi
siempre ligadas al soborno y la corrupción de funcionarios públicos y fuerzas
armadas.

Como recurso de evasión del control social y de manejo de recursos ilícitos,
las guerras se privatizan pasando a una situación de indefinición jurídica que
impide el juicio o control de sus perpetradores. Las prácticas mercenarias,
casi siempre exageradamente sangrientas para producir el efecto de conmoción
y pavor, no pueden ser así contempladas en las legislaciones vigentes, porque
desaparecen al sujeto verdaderamente responsable.

Este orden político militarizado, liderado por Estados Unidos pero compartido
por todos los poderosos del mundo, ha ido creando sistemas militares
integralmente planetarizados, con plataformas de segundo nivel, con controles
más difusos y con ubicaciones regionales geoestratégicas. Este es el caso de
Israel y Colombia. Estas ubicaciones podrían reforzarse de manera importante
como respuesta a la actual crisis y a las insurgencias que va a desatar.

Es necesario destacar que, si bien este orden militarizado despierta enorme
rechazo, también logra convocar y fascinar a partes importantes de la sociedad.
La admiración por los Rambos, fomentada por los medios de comunicación masiva,
se combina con el vaciamiento de nuestros sentidos de realidad, con el miedo a l
a inseguridad y lleva a los pedidos de mano dura y a la coparticipación de muchos
miembros de la sociedad en la construcción de vertientes societales neofascistas.
Por ello nuestra lucha tiene que enfocarse en desmontar el imaginario militarista
y los discursos del poder y en construir nuestras propias interpretaciones de
la realidad, desde una perspectiva transformadora que acompañe, potencie y se
nutra de las luchas por la emancipación de los pueblos del mundo.

Siendo la lucha de clases nuestro horizonte de inteligibilidad, la racialización
de la dominación y de los conflictos le introduce hoy un nuevo contenido. La
transición hacia sociedades justas y libres, la construcción de nuestros
horizontes emancipatorios, del socialismo, del buen vivir, y de todas las
utopías y tradiciones liberadoras que portan nuestros pueblos, requiere
eliminar toda forma de dominación, de raza, de género y de clase. Ni imperios,
ni colonias, vengan de donde vengan.

Es necesario acabar con el saqueo y la monopolización de cualquier tipo; romper
los monopolios del conocimiento y reconocer los saberes invisibilizados por la
opresión de la ciencia; romper los monopolios de la información y generarla desde
nuestras experiencias de vida y con nuestros propios sentidos. Colocar la
producción intelectual a la altura de los desafíos de la realidad.

No podemos permitir que los elementos vitales de la naturaleza, como el agua y
los granos básicos, se privaticen y sean usados como medios de control y
contrainsurgencia La naturaleza es nuestra y nosotros formamos parte de la
naturaleza. El agua y los granos nos son ofrecidos por la madre tierra, la pacha
mama y no son privatizables. Los servicios públicos, a los que todos los
ciudadanos tienen derecho, se entregan hoy como dádiva a cambio de complicidades
y sometimiento.

El orden militarista es implacable pero la resistencia es tenaz. A veces armada
y a veces no, pero siempre constante y omnipresente. En cualquier lugar del mundo
se encuentra una bandera palestina, un pasamontañas zapatista, una bolsita de
hojas de coca o una bandera venezolana. La vitalidad y politicidad de los pueblos
es el límite del despojo, la violencia y la impunidad.

Reconocemos el derecho de los pueblos a resistir a la dominación, a la guerra y
al saqueo con todos los medios a su alcance y de acuerdo a sus condiciones
específicas. Rompamos los muros de aislamiento construidos en torno a las
resistencias. No reproduzcamos la fragmentación. Somos combatientes por la vida,
somos sujetos con dignidad, no víctimas derrotadas. No promovamos la solidaridad
compasiva sino el compromiso militante.

Hemos acordado sumarnos a la lucha antimilitarista emprendida por la Campaña por
la Desmilitarización de las Américas y por la Coalición No US Bases. Promover un
boicot a los estados de Israel y Colombia; a los TLCs con Israel. Denunciar el
estado de apartheid que hay hoy en Israel. Participar con una campaña antimilitarista
en el 60 aniversario de la OTAN en abril del 2009.

No reconocemos a los imperialismos el derecho a instalar bases militares,
oficinas extraterritoriales de comando militar, a subdividirse el mundo bajo el
cuidado de sus comandos regionales, o a lanzar flotas de guerra en ninguna parte
del mundo.

Exigimos la total destrucción de las armas nucleares, pero también de las armas
ligeras que promueven la violencia cotidiana y la descomposición social.

Proponemos buscar el modo de hacer posible el reconocimiento diplomático de la
resistencia iraquí por parte de los gobiernos comprometidos con la paz en el mundo.

Los intelectuales y artistas reunidos en Caracas en octubre de 2008, en ocasión
del VIII Encuentro de la Red En Defensa de la Humanidad y del Foro Mundial de
Alternativas, combatimos la guerra y la dominación con la pluma y las ideas, y,
con el presidente Chávez, estamos convencidos de que ¡VENCEREMOS!
 
referente al parcial 2 ees
junior monroy
 

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